La sesión de recién nacido de este pequeñín, fue en una de esas tardes en las que todo sale bien y él se queda dormido profundamente y te deja trastear con sus manitas y sus pies para poder colocarlo como necesitas y que la foto quede perfecta.
A pesar de estar en un sitio que no conocía, se sintió como en casa y en seguida se durmió dejándonos fotografíar sus gestos mientras soñaba. Y eso que no hacían más que cambiarle de ropa ¡qué lata!
Aunque al final de la sesión se despertó, no importó, porque las fotografías con los recién nacidos despiertos, pero tranquilos, también son preciosas y nos permiten inmortalizar muchas de sus expresiones.
Como podéis ver el resultado fue espectacular ¡sale guapísimo en todas las fotografías!